Una leyenda urbana que perdura en el tiempo, con epicentro en el cementerio de Recoleta.
¿Cuántas veces puede morir una persona?
Durante siglos, el miedo a ser enterrado vivo estaba muy presente en las personas. Algunas historias hablan de campanas en las tumbas, conectadas al féretro enterrado, para ser tocadas por el difunto en caso de que éste despertase.
Como sea, este tema ha causado fascinación y terror, y es fruto de leyendas urbanas e historias alrededor del mundo. Aquí está la nuestra, sucedida en Buenos Aires.
¿Quiénes eran los Cambaceres?
La familia Cambaceres no era una familia más. Como parte de la aristocracia argentina del siglo XIX participaba activamente en la sociedad porteña de aquel entonces, aunque su imagen estaba algo desmejorada luego de algunas conductas del Padre.
Eugenio Cambaceres era un escritor conocido, casado con la bailarina italiana Luisa Bacichi. De esta unión había nacido, en 1883, Rufina.
Rufina Cambaceres
Rufina, nacida en París, había recibido una buena educación, se destacaba en sus estudios y hablaba 5 idiomas. Era, como se decía antiguamente, “una chica bien”.
En 1889 el padre de la familia muere, luego de haber padecido de tuberculosis durante varios años. Luisa y Rufina heredaron un palacete en la Av Montes de Oca, en Barracas, que serviría durante los siguientes años como sede de todo tipo de eventos y celebraciones de la alta sociedad de la época.
El cumpleaños fatal
Al cumplir 19 años, y tal como dictaba el mandato social, se organizó una gran fiesta, llena de invitados, que posteriormente irían al teatro Colón a continuar las celebraciones.
Durante esa velada en el teatro, una amiga de la joven se acercó a Rufina para contarle lo que aparentemente era un secreto a voces: su novio mantenía una relación son su mamá. Rufina, impactada por la noticia, cayó desvanecida.
Tanto su amiga como algunos invitados intentaron reanimarla sin éxito, y al ver que no reaccionaba, llamaron al médico de la familia, quien junto con otros dos médicos confirmaron que la chica había muerto a causa de un síncope.
Tras declararla muerta, su madre decidió llevar su cuerpo al cementerio de Recoleta, a la bóveda familiar donde descansaría para siempre. O eso creían……
El hallazgo aterrador
Días después del entierro el cuidador de la bóveda descubrió que el ataúd estaba movido, y rápidamente dio aviso a la familia, pensando que alguien había usurpado el cadáver para robar las joyas con las que había sido enterrada Rufina.
Luisa y un amigo acudieron rápidamente al cementerio. Grande fue su sorpresa cuando vieron que el cajón donde estaba el cuerpo estaba quebrado, y podía verse el horror grabado en el rostro de la muchacha. En ese momento entendieron todo: Rufina se había despertado en algún momento de la noche. Al verse encerrada, en la desesperación por no poder salir, sus uñas habían intentado arrancar la madera, luego su propia cara, y finalmente había vuelto a morir para siempre.
¿Que fue lo que pasó?
Se dice que la catalepsia se apoderó de ella al recibir la mala noticia de la traición de su madre. Esta forma de desvanecimiento imita a la muerte al no poder hallarse signos vitales en la víctima.
Dicen que este caso motivó un cambio de legislación en Buenos Aires, implementando el velorio de 24 horas, para extender el tiempo entre la muerte y el entierro.
Hoy en día la tecnología desterró la catalepsia y estos casos, dicen, ya no suceden; pero para siempre quedará la historia de Rufina Cambaceres, la joven que murió 2 veces.
Terrible historia! Muy interesante. Gracias por contarla.
Gracias a vos x comentar 🙂